(AP).- El segundo juicio contra Donald Trump comienza esta semana con un sentido de urgencia: los demócratas que desean llevar a la justicia al expresidente por el violento asalto al Capitolio y los republicanos que desean dejar atrás todo el asunto lo más pronto posible.
El juicio comenzará el martes, poco más de un mes exacto después del letal motín del 6 de enero. Pero lo más probable es que sea muy distinto al primer proceso contra Trump realizado a inicios del año pasado. Esta vez quedó a la vista de todo el mundo el grito de Trump de “¡peleen con furia!” ante la turba que seguidamente tomó por asalto la sede del Congreso estadounidense. Si bien el resultado podría ser el mismo, es decir, que Trump sea absuelto, este proceso podía tardar la mitad que el anterior.
Senadores de ambos partidos todavía están negociando los detalles del procedimiento, como por ejemplo la duración de los argumentos iniciales, la etapa de preguntas y las subsiguientes deliberaciones.
Por ahora parece que habrá muy pocos testigos y que los fiscales y los abogados de la defensa hablarán directamente a los senadores, quienes han jurado impartir “justicia imparcial”. En este caso, sin embargo, la mayoría de ellos fueron testigos del asalto, pues estaban en el recinto cuando la turba irrumpió y logró interrumpir temporalmente el conteo de votos para ratificar la victoria electoral del ahora presidente Joe Biden.
Trump rechazó un pedido de testificar en el juicio. Encerrado en su resort Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, el expresidente no ha ofrecido comentarios en público desde que abandonó la Casa Blanca, y ya no cuenta con su acostumbrado megáfono de Twitter, quien le cerró la cuenta de manera permanente por temor a que siga incitando a la violencia.
Se anticipa que los líderes de la Cámara de Representantes hagan énfasis en la enorme cantidad de videos disponibles de la turba enardecida irrumpiendo dentro del recinto legislativo, combinado con la incendiaria retórica de Trump, repetida en múltiples mensajes y declaraciones, negando su derrota en las elecciones y arengando a sus seguidores a que se nieguen a aceptarla. Sus abogados han indicado que responderán con videos de políticos demócratas haciendo discursos enardecidos.
“Tenemos la inusual circunstancia de que cuando comience el juicio ya habrá en el recinto más de 100 testigos”, expresó el representante demócrata Adam Schiff, quien dirigió el primer proceso contra Trump. “Si se necesita o no más testigos, esa será una decisión estratégica”.
Trump es el primer presidente sometido dos veces a juicio político, y el único en ser procesado después de abandonar la Casa Blanca. La Cámara de Representantes esta vez aprobó un solo cargo en su contra, el de “incitación a la insurrección”, apenas una semana después de lo que fue el más violento ataque contra el Congreso en más de 200 años. Cinco personas murieron, entre ellas una mujer abatida por policías dentro del recinto y un policía que sucumbió a sus heridas al día siguiente.
Los demócratas insisten en que lo más importante no es que Trump sea hallado culpable o no, sino hacerlo responsable por sus acciones aun cuando ya no ocupa el mando ejecutivo nacional. Para los republicanos, será una prueba de cuántos son leales a Trump y en qué medida el expresidente sigue dominando ese partido.