EFE.– Desde que estuviera allí por primera vez hace dos décadas, Carlos III de Inglaterra visita cada año la región rumana de Transilvania, un territorio bucólico jalonado de construcciones medievales donde el monarca ha encontrado la paz que en ocasiones le han negado sus súbditos.
«Cuando venía a Rumanía dejaba las preocupaciones en la frontera», cuenta a Efe Aura Woodward, que durante años se ocupó de los muchos proyectos de desarrollo que la fundación del entonces heredero ha puesto en marcha en Transilvania.
Liberado de los estrictos protocolos de seguridad, de la atención obsesiva de los tabloides británicos y de otros rigores a los que estaba sometido en su país, Carlos hizo de Transilvania un refugio que le permitía relacionarse con gente corriente sin la pompa asociada a su rango.
«En Rumanía estaba relajado y feliz; hacía caminatas de decenas de kilómetros por los bosques y las aldeas, hablaba con la gente y les preguntaba por sus familias, por sus vidas, por la agricultura», cuenta Woodward, que hace alusión a la conocida pasión de Carlos III por el campo y la naturaleza.
VACAS PARA LA SEÑORA EVA
Woodward rememora cómo reaccionó el primogénito de Isabel II al enterarse de la desgracia de una mujer de la localidad de Sura a la que un oso había matado a sus dos vacas.
«Para ella eran muy importantes porque le daban leche y recibía subvenciones por ellas, y no tenía dinero para comprar otras», dice Woodward.
Lo primero que hizo el príncipe a su llegada a Londres fue pedir la compra de dos vacas para Eva, que así se llamaba la mujer.
«En esos momentos participaba en la Cumbre del Clima, pero no se había olvidado de Eva y de sus dos vacas», remacha quien fue la mano derecha del príncipe en Rumanía.
HUÉRFANOS, AGRICULTURA Y PATRIMONIO
Además de darle la atención mediática y la promoción turística que suponían sus constantes visitas, Carlos ha querido contribuir al desarrollo de la Transilvania rural con multitud de proyectos de conservación del patrimonio arquitectónico de la zona.
A finales del siglo XX los descendientes de los colonos sajones traídos en el siglo XII por los reyes de Hungría para frenar las invasiones de mongoles y otomanos emigraron masivamente de Transilvania a Alemania, dejando abandonadas centenares de iglesias fortificadas y casas medievales.
Con financiación, desarrollo del turismo y la movilización de arquitectos y otros especialistas en conservación, Carlos ha contribuido a conservar estas construcciones al tiempo que se implicaba en documentar y preservar la flora salvaje, única en Europa, de la Transilvania de los sajones.
Con su propia fundación y a través del patronazgo y la colaboración con otras organizaciones, el monarca británico ha puesto en marcha asimismo iniciativas para apoyar a los agricultores y ganaderos de la región y a los niños huérfanos de diversas zonas de Rumanía.
EL «BALMORAL TRANSILVANO»
El centro neurálgico de la actividad de Carlos III en Transilvania es la idílica aldea medieval de Viscri, en el sur de la región en el que se asentaron los colonos sajones, donde la fundación del monarca ha formado a centenares de artesanos para mantener vivos los oficios tradicionales de la zona.
Allí, el hijo de Isabel II compró hace años una casa que funcionó como pensión y se acaba de abrir al público como ejemplo de conservación de la arquitectura medieval sajona y lugar de organización de exposiciones y otros actos relacionados con los proyectos de su dueño en Transilvania.
Dentro de sus paredes exteriores pintadas en el vistoso color azul original, la vivienda ha hospedado durante años al ahora rey de Inglaterra y a turistas de todo el mundo igual de fascinados que él por la magia de estas tierras del sureste de Europa.
SINÓNIMO DE PROGRÉSO
Poco después de la muerte de Isabel II y la coronación del vecino más ilustre de Viscri como rey de Inglaterra, Mircea Palasan, alcalde de la localidad transilvana de Bunesti, de la que depende administrativamente la aldea de Viscri, expresaba así su sentir a la prensa rumana.
«Nos alegramos por el rey y lloramos a la reina», dijo el edil, que destacó la importancia de la relación de Carlos con Viscri y recordó cómo el entonces heredero de la corona británica financió parte de las obras que trajeron la canalización a Viscri.
«Para la comunidad, el príncipe Carlos ha significado progreso», agregó el alcalde, que confía en que el protocolo no impida al nuevo monarca seguir visitando la región.